El fotógrafo, como el escritor, debe decidir en primer lugar cuál es el punto de vista que quiere adoptar como autor, y de esa necesidad surgió la idea de vestir a todos los poetas con una camisa blanca, todos iguales y todos diferentes, sin ningún otro aderezo que pudiera desviar la atención del espectador -excepción hecha del sombrero de Waldo Leyva y la corbata de Juan de Loxa, que en ambos casos forman parte inseparable de la personalidad de quienes los lucen-. Camisa blanca sobre fondo blanco para realzar la personalidad del retratado y centrar toda la atención de la fotografía en su mirada, que no es sino otra forma de escritura. Mirar a la cámara fijamente mientras el fotógrafo va "disparando" y buscando el gesto que mejor define a cada uno.
Las imágenes de más de medio centenar de poetas de Europa y América que han sido retratados durante los últimos dos años por el fotógrafo Joaquín Puga (Granada, 1966) han sido recopiladas en el volumen ?El álbum del fingidor'. El nombre que da título al libro proviene del poema 'Autopsicografía', de Fernando Pessoa, en el que el autor portugués escribe que "El poeta es un fingidor". La tarea del fotógrafo en este caso ha sido la de "desentrañar esa ficción, hacer que cada uno muestre su lado más cierto, su mirada menos fingida y más real, primero a través de la fotografía y después a través de la escritura de puño y letra de un poema, de manera que ambos, la mirada y la letra, permitan al lector-espectador reconocer a los poetas", tal y como el fotógrafo los vio a través del objetivo de su cámara, "sin nada más que una camisa blanca y sin nada menos que la fuerza de su palabra escrita", señala Puga en el prólogo del libro.