De los siete monjes trapenses asesinados en Argelia el 21 de mayo de 1996, el hermano Christophe era el más joven. Desde varios años antes tenía un diario. Es un ''cuaderno de oración''; pero este diario es también una amplia respuesta a la pregunta, tantas veces repetida: ¿por qué los monjes de Tibhirine permanecieron en el corazón de esta violencia? Eran muy conscientes del peligro. Más de una vez se preguntaron con toda claridad si debían marchar o no. Y creyeron que permanecer era para ellos una exigencia de fidelidad a Dios y a su vocación en primer lugar, y además al pueblo de Argelia y a los argelinos de Tibhirine en particular. No se podía traicionar la solidaridad que habían entretejido con ese pueblo humilde. He aquí las últimas palabras escritas de su mano: ''Marcharé con un corazón perfecto''. Pocos días después comenzaba la última marcha hacia la cautividad y hacia la muerte. Su último poema lo escribió con su propia sangre, mezclada con la del Cordero. Es su ''te amo'' eterno