Tras unos intentos fallidos a principios del siglo XX la masonería granadina comenzó su lenta recuperación en 1924 cuando se instalaron siete talleres en Motril, Albuñol y Granada. Fue destacable la presencia en sus filas de numerosos profesores universitarios (como Fernando de los Ríos). Sobre todos ellos recayeron a partir de julio de 1936 las detenciones, ejecuciones o exilio, no faltando tampoco la identificación con los sublevados; pero a todos, inclusive los muertos, les afectó el aparato represivo franquista.