Una vida libre, sin opresiones y auténtica fue el objetivo de muchas escritoras. La escritura, sin embargo, se vio unida con frecuencia a grandes privaciones y significó no pocas veces llevar una vida de marginación. Resulta sorprendente desubrir cuántas mujeres fracasaron en ese empeño a causa de las exigencias de la familia y la sociedad. Si su forma de escribir era distinta de la de los hombres,e so era como consecuencia de su diferente manera de vivir y de verse obligadas a luchar por el tiempo y el espacio necesarios para la creación literaria. Pero esta inadaptación a las reglas ha sido peligrosa, y sigue siendo hasta hoy a menudo arriesgada.
Si las mujeres que leen son peligrosas, ¿qué decir de aquellas que se han impuesto como escritoras en un mundo lleno de prejuicios?