SOLO AMANECE SI ESTAS DESPIERTO

SOLO AMANECE SI ESTAS DESPIERTO

16,95 €
IVA incluido
Disponible en 48h
Editorial:
SIRUELA EDITORIAL
Año de edición:
Materia
Narrativa española e Iberoamericana
ISBN:
978-84-16396-01-6
Páginas:
204
Encuadernación:
CUARTO - RUSTICA
Colección:
NUEVOS TIEMPOS
16,95 €
IVA incluido
Disponible en 48h

Solo amanece si estás despierto es una novela emocionante, inspiradora, que se pregunta con un estilo ameno e incisivo si es posible cambiar de vida y comenzar de nuevo, qué sentido tiene una libertad que no se ejerce o cuáles son los fundamentos de la felicidad. Dos náufragos se encuentran en la isla de una azotea. Felipe, un hombre arruinado que ha vuelto con su madre a los cincuenta; Amparo, una mujer de treinta y tantos, profesora de francés, que trató de suicidarse la pasada Nochebuena. Sevilla vive otro tórrido verano. El trata de acostumbrarse a vivir en la cárcel de un presente sin futuro. Ella arranca las páginas de sus libros tras leerlas por última vez. Sin pretenderlo, como planetas errantes que cruzan sus órbitas, empiezan a girar uno en torno al otro. Al menos mientras dure la pausa del verano y puedan dormir juntos al raso, en su isla por encima de las calles de un barrio envejecido y una ciudad soñolienta y febril. Ambos deben decidir si vivirán el día siguiente como si fuera el último o como si fuera el primero.

Solo amanece si estás despierto es una novela emocionante, inspiradora, que se pregunta con un estilo ameno e incisivo si es posible cambiar de vida y comenzar de nuevo, qué sentido tiene una libertad que no se ejerce o cuáles son los fundamentos de la felicidad.



Dos náufragos se encuentran en la isla de una azotea. Felipe, un hombre arruinado que ha vuelto con su madre a los cincuenta; Amparo, una mujer de treinta y tantos, profesora de francés, que trató de suicidarse la pasada Nochebuena. Sevilla vive otro tórrido verano. Él trata de acostumbrarse a vivir en la cárcel de un presente sin futuro. Ella arranca las páginas de sus libros tras leerlas por última vez. Sin pretenderlo, como planetas errantes que cruzan sus órbitas, empiezan a girar uno en torno al otro. Al menos mientras dure la pausa del verano y puedan dormir juntos al raso, en su isla por encima de las calles de un barrio envejecido y una ciudad soñolienta y febril. Ambos deben decidir si vivirán el día siguiente como si fuera el último o como si fuera el primero.