El autor, profesor universitario, escritor y autor teatral, nos entrega su sabiduría y experiencia teatral en limpios fogonazos, en pequeños y brillantes artefactos de ingenio en los que forcejea y lucha con las cadenas del lenguaje. Como Talía, se encadena para liberar al lector, sorprendiéndolo, haciéndolo reír y andar por caminos insospechados. De este modo viene hacia él y hacia nosotros el teatro, como esa revelación siempre nueva que no deja de abrir nuestros horizontes: "Nunca digas Vamos al teatro. Pide, ruega que algún día la escena venga a ti" (del prólogo de CARLOS PEINADO ELLIOT).