Einar Turkowski, gran premio de ilustración de la Bienal de Bratislava 2008 «Cada mañana, en cuanto el señor Ribblestone se levantaba de la cama, iba a ver su nueva planta. Y hasta que no se cercioraba de que nada le faltaba, era incapaz de concentrarse en su diario quehacer. Pues, aunque el resto de sus plantas requiriesen de su atención, no podía dejar de pensar en la misteriosa desconocida.»