Noticias

30 AGO

Feminismo antes de irse a la cama

'Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes' convierte en fábulas  las historias de 100 mujeres reales

Feminismo antes de irse a la cama

Aung tiene 72 años y un Nobel de la Paz. Coy apenas ha cumplido 10, así que no le ha dado tiempo a ganar algún reconocimiento prestigioso. Seguramente no le importe, porque su vestido rosa y sus nuevas zapatillas del mismo color le hacen feliz. Una es birmana, la otra estadounidense. No se conocen, probablemente nunca lo hagan. Pero cientos de miles de lectoras saben de ambas. En realidad, Aung San Suu Kyi es incluso más famosa: es lo que tiene liderar la lucha contra la dictadura de Myanmar y hoy tratar de acompañar al país hacia la democracia. Aunque Coy Mathis, a su manera, también hizo historia. Y ganó otra batalla clave: nació niño y sin embargo se sentía niña. En la escuela, le obligaron a usar el baño de los chicos, pero ella y sus padres se opusieron. Y una jueza les dio la razón: podía ir a los aseos donde estuviera más cómoda. De ahí que la familia Mathis organizara una gran fiesta para celebrarlo y Coy pudiera lucir sus prendas flamantes.

Ambos relatos, de momento, acaban en un final feliz. Como en las fábulas. Al fin y al cabo, justamente eso son los 100 Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes con los que Elena Favilli y Francesca Cavallo han arrasado por el mundo y que Planeta edita ahora en España. Están escritos a la manera de las antiguas historias, como lo harían los hermanos Grimm o Andersen: con “había una vez” y grandes aventuras. Pero nunca aparecen duendes, orcos o elfos. He aquí la diferencia clave: todo lo que narran es real. Como Aung San Suu Kyi. Como Coy Mathis. Y como las otras 98 mujeres de épocas y rincones distintos del planeta que las autoras han seleccionado como ejemplos de que el lado femenino de la historia también ofrece heroínas y luchadoras, por más que sociedad y manuales a menudo lo olviden. Cien coloridas ilustraciones, realizadas por decenas de artistas, muestran justo al lado del cuento a su protagonista.

 

Artículo completo en elpais.com

 

 

Volver a noticias