Fátima Frutos exhuma verso a verso a éstas y a otras mujeres, reales y ficticias, que a lo largo de la historia de nuestro mundo hicieron de la lucha por la dignidad el sentido de su existencia, y, al hacerlo, se busca a sí misma en todas ellas. De igual manera se interroga sobre cómo se puede sortear al Espacio y al Tiempo en el recorrido hacia el Amor o cuáles son las leyes de la Física que contribuyen a que memoricemos las experiencias eróticas. En las estrofas de "Andrómeda Encadenada" se esconden los secretos con los que la Naturaleza se hace presente en el deseo de unión de dos cuerpos. Finalmente, la autora se pregunta qué parte de la eternidad somos y de qué modo accedemos a ella, e intenta encontrar una respuesta de la mano de los grandes maestros de la lírica germánica, como Novalis o Hölderlin. Y siguiendo al gran físico y filósofo Carl Friedrich von Weizsäcker, que le sirve de guía desde el más allá, nos adentra poema tras poema en una concepción diáfana y personal de un Universo infinito pero acogedor. El objetivo último de todo ello es trazar una mirada en que la Felicidad se muestra como una exigencia dentro de la propia Vida.