«¿Un libro de historia? ¿Un libro de cuentos?» Pensábamos que la gran historia, sus crónicas, sus ruinas o sus protagonistas estaban muy lejos y apenas nos tocaban. Creíamos que el presente siempre era nuevo, único y original. Que el progreso de hoy tenía poco que ver con lo que ocurrió un día de hace cien años o de hace cinco mil. Teníamos la costumbre de leer la Historia con mayúsculas como si fueran un cuento inverosímil, una fábula rara, una leyenda exótica, un libro que hablaba de hombres y mujeres que vivieron unas vidas que en nada se parecían a las nuestras.
Pero hemos vivido unos años de inquietud, temor e incertidumbre que nos han obligado a mirar a otras pestes y también a otras vidas. Hoy, la flecha del progreso ya no nos engaña con futuros felices y días mejores. Se han puesto de moda las distopías inquietantes, el cambio climático es una amenaza cierta y mandamos sondas a Marte imaginando que tal vez, si esta Tierra se rompe, podremos emigrar a otro planeta.