De qué manera la lengua se traslada como circuitos electrónicos en la pintura de un campo de trigo. De qué imposible manera hay lengua hoy «cuando el futuro pasa por el tomate». Cuál es el camino para que haya lugar, o hueco. Pensemos lengua. Activemos palabras que resistan al «diseñador de frutas», pulsiones de siembra, viajes rotundos. La sola pregunta ya es un desvío. Acá otro mundo de uniones flotantes. Se hunde y nos trasladamos con el texto, en picada. Se desvía y rotamos con ojos plásticos. Que todo sea lengua aguijoneada por mosquitos. Que el tiempo sea futuro sin línea. Una razonada crítica inasible, operando en el devenir del poema, cuya red acoge planos y ya no articulaciones. Hay encuentros, roces, agricultura, la manera de desnombrar el poder de todo rey. Algo, o mucho, ha sido saqueado, tal vez, pero queda lengua oblicua para una «vegetación alfabética»: he acá el sistema que «desmitifica la abstracción».María Paz Guerrero