Había una vez una viuda que vivía en una cabaña cerca del bosque con sus dos hijas. Las había llamado Blanca Nieve y Rosa Roja, porque eran bellas como los dos rosales, uno de rosas blancas y otro de rosas rojas, que crecían a los lados de la cabaña. Las niñas eran muy buenas y se querían mucho.
Había una vez una viuda que vivía en una cabaña cerca del bosque con sus dos hijas. Las había llamado Blanca Nieve y Rosa Roja, porque eran bellas como los dos rosales, uno de rosas blancas y otro de rosas rojas, que crecían a los lados de la cabaña. Las niñas eran muy buenas y se querían mucho.