Carlomagno (742-814), rey de los francos y emperador de Occidente, buscó, desde los inicios de su reinado, la integración de los distintos pueblos europeos en un proyecto común de construcción del Imperio carolingio.
Gracias a su espíritu de liderazgo, su política de protección al papado y el impulso a la cultura y las artes latinas, contribuyó a sentar las bases de la futura identidad europea.