Asentado en Barcelona en la última década, el artista franco-israelí Daniel Enkaoua (Meaux, 1962) ha desarrollado un intenso trabajo caracterizado por la atemporalidad y la espiritualidad. Como afirma Àlex Susanna en su ensayo introductorio: "Enkaoua pinta como si fuese la primera cosa que lo hiciese. [...] en cada una de sus obras el mundo renace y se rehace, todavía titubeante y débil, como muy pocas veces ocurre en el arte contemporáneo. Su obra busca afirmarse y tiene ecos de crepúsculo matutino. Enkaoua ha luchado por no estar de vuelta de nada, sino para seguir yendo hacia las cosas, y de ahí el intenso golpe de vida latente que transmiten sus obras: la prueba irrefutable de que ha logrado su objetivo." Esta completa y cuidada monografía, en la que se recogen más de un centenar de obras, cuenta con la contribuciones de Àlex Susanna y de Grégoire Polet.