Eres destilación de polvo y óvulo, de un ansia, de un amor. Y a su vez fuiste blando y rosado alambique donde gotas de agua y puñados de arroz y luces, sombras y aire y verduras y carne han ido decantando lo que eres. Y eres puro y sucio. Y el vaso florentino en el que caes lo vuelves, cuando escribes, alambique que destile de ti lo mejor que no eres. "Destilaciones", de Juan Peña Juan Peña nació en Paradas, Sevilla, en 1961. En 2013 apareció La misma monotonía, una antología de su obra que recoge poemas de los libros La edad difícil (Pre-Textos, 1989), Viviendo con lo puesto (Pre-Textos, 1995), Días cansados (Pre-Textos, 1997), Los placeres melancólicos (2006) y Dura seda (2011). De su poesía ha escrito Pedro Bohórquez: ½Si hay algo que podemos destacar como esencial e inalterable a lo largo de toda la poesía de Juan Peña es su lección de serenidad, de gozosa plenitud y jubiloso asombro, a sabiendas de cuanto de despiadado y doloroso ya nos dio y habrá de darnos la vida. Algo que igualmente ha permanecido invariable a lo largo de todos sus libros es el tono asordinado, entrañado y cordial (no exento de misterio y sugerencia), que ha alejado siempre su poesía de esos otros tonos recamados, grandilocuentes, ululantes e ininteligibles+.
Eres destilación de polvo y óvulo,
de un ansia, de un amor.
Y a su vez fuiste blando
y rosado alambique
donde gotas de agua
y puñados de arroz
y luces, sombras y aire
y verduras y carne
han ido decantando lo que eres.
Y eres puro y sucio.
Y el vaso florentino en el que caes
lo vuelves, cuando escribes, alambique
que destile de ti
lo mejor que no eres.
"Destilaciones", de Juan Peña
Juan Peña nació en Paradas, Sevilla, en 1961. En 2013 apareció La misma monotonía, una antología de su obra que recoge poemas de los libros La edad difícil (Pre-Textos, 1989), Viviendo con lo puesto (Pre-Textos, 1995), Días cansados (Pre-Textos, 1997), Los placeres melancólicos (2006) y Dura seda (2011).
De su poesía ha escrito Pedro Bohórquez: «Si hay algo que podemos destacar como esencial e inalterable a lo largo de toda la poesía de Juan Peña es su lección de serenidad, de gozosa plenitud y jubiloso asombro, a sabiendas de cuanto de despiadado y doloroso ya nos dio y habrá de darnos la vida.
Algo que igualmente ha permanecido invariable a lo largo de todos sus libros es el tono asordinado, entrañado y cordial (no exento de misterio y sugerencia), que ha alejado siempre su poesía de esos otros tonos recamados, grandilocuentes, ululantes e ininteligibles».