Publicado bajo el pseudónimo de Forez en 1943, en plena Ocupación, El cuaderno negro fue escrito durante el período en el que François Mauriac, condenado por Vichy casi al silencio, participaba en la prensa clandestina de la Resistencia. Desde su exilio interior en el señorío de Malagar, el escritor francés estigmatiza en sus páginas la actitud cínica, opresiva e inmoral del mariscal Pétain y de aquellos compatriotas que accedieron a colaborar con los nazis.
En este breve libro –libelo de combate, clandestino, insólito, corto pero denso, apasionado pero lúcido– su autor pone en juego toda su experiencia política y espiritual en un intento de exorcizar la desgracia de la guerra y del totalitarismo; de forma inusual para la época, califica la esvástica nazi como una «araña repugnante, hinchada de sangre». Se convierte así en representante de todos aquellos que sufren persecución por la justicia, enfrentándose con determinación a una concepción maquiavélica del poder. A la opresión reinante opone palabras de esperanza y renueva su fe en la persona humana, en el espíritu católico que preside toda su obra.