Apreciados internacionalmente por sus pinturas de carácter orientalista, Antonio Fabrés y Gabriel Morcillo cayeron en el olvido tras su muerte. Sin embargo, su obra sorprende por su atrevimiento temático y expresa una noción de género que dialoga con los planteamientos de la teoría queer.Los cuerpos de los personajes de Fabrés y de Morcillo son cuerpos que renuncian a una concepción binaria del género y de la diversidad sexual para construirse como espacios de libertad donde las identidades se cruzan y transitan sin cristalizarse en edificaciones únicas e irrevocables.La modernidad de sus propuestas resulta aún más sorprendente si se analiza su vínculo con el poder y el aprecio que su obra, en particular la de Morcillo, tuvo en la España franquista.El ensayo que el lector tiene en sus manos propone una nueva mirada sobre estos pintores y explora las relaciones entre Orientalismo y homoerotismo en la pintura española.