«Racismo sistémico», «cultura de la violación», «queer», «identidad fluida», «racializado», «afrodescendiente», «apropiación cultural», «transfobia»… Son algunas de las muchas palabras o expresiones inexistentes o marginales a principios de siglo, pero que, en la actualidad, forman parte imprescindible de todo discurso que se precie de ser fiel a la corrección política. Es una neolengua que poco difiere de la descrita por Orwell en 1984. Una neolengua que, sobre todo, define a quienes la usan y pretende definir a sus oponentes, marginándolos. Quienes se niegan a emplear esta jerga, es decir, quienes se niegan a asumir el significado y marco mental que implica la neolengua, se sitúan extramuros de lo que el progresismo considera correcto. Y lo que merece quien no comulga con el progreso, con la multiculturalidad y la diversidad, es la censura y la reclusión, cuando no la reeducación.
En este libro, el canadiense Mathieu Bock–Côté cita a Alain Finkielkraut, Chesterton, Chateaubriand, Éric Zemmour, Czeslaw Milosz, entre otros muchos, para explicar con todo detalle la cartografía de la situación social, cultural y política que implica la tiranía de la corrección política, así como sus más profundas pretensiones.