Fatigados y achacosos, los ancianos caballeros de la Mesa Redonda acu- den a la convocatoria del Rey Arturo, quien les comunica que se ha des cubierto el lugar en que se encuentra el Santo Grial -el castilo de Acabarás, donde lo han escondido Blancaniña y otras cien tentadoras doncellas- y ordena que tres de entre ellos, Lancalote del Lago, Per- ceval y el singular Caballero de Morado, partan en su busca. Los caballeros, áun acatando la voluntad del monarca, la reciben con sumo pesar, ya que una vez en posesión del Grial, se extenderá una era de insípida bienaventuranza que supondrá el fin de la aventura, por lo que las generaciones futuras los maldecirán eternamente.
Fatigados y achacosos, los ancianos caballeros de la Mesa Redonda acuden a la convocatoria del Rey Arturo, quien les comunica que se ha descubierto el lugar en que se encuentra el Santo Grial ?el castillo de Acabarás, donde lo han escondido Blancaniña y otras cien tentadoras doncellas? y ordena que tres de entre ellos, Lancelote del Lago, Perceval y el singular Caballero de Morado, partan en su busca. Los caballeros, aun acatando la voluntad del monarca, la reciben con sumo pesar, ya que, una vez en posesión del Grial, se extenderá una era de insípida bienaventuranza que supondrá el fin de la aventura, por lo que las generaciones futuras los maldecirán eternamente. Pero no sospechan que los planes del Rey Arturo son más tortuosos... En El rapto del Santo Grial se combinan, con fortuna e ingenio, dos tonos: el legendario-mítico y el nostálgico-irónico. Bebiendo de las fuentes de la novela artúrica y de caballerías, del romancero tradicional, de la baladística europea, de la poesía de transmisión oral, de los mitos populares y de las narraciones folklóricas, Paloma Díaz-Mas nos cuenta una historia ambientada en la Edad Media que tal vez, afirma la autora, estemos viviendo sin saberlo.