½Degeneramos en espantosas marionetas, obsesionadosápor el recuerdo de pasiones ante las que tuvimos demasiadoámiedo, y ante las exquisitas tentaciones a las que no tuvimosáel coraje de ceder. ¡Juventud! ¡Juventud! ¡No hay absolutamenteánada en el mundo más que la juventud!+
«Degeneramos en espantosas marionetas, obsesionados por el recuerdo de pasiones ante las que tuvimos demasiado miedo, y ante las exquisitas tentaciones a las que no tuvimos el coraje de ceder. ¡Juventud! ¡Juventud! ¡No hay absolutamente nada en el mundo más que la juventud!»