Hace poco más de veinte años, un joven llegó por primera vez a Suecia donde vivió durante un año. Las diferencias entre la España de principios de los 90 y la avanzada Suecia no podían ser más acusadas ante los ojos de aquel chico. A lo largo de las siguientes dos décadas, aquel estudiante repitió docenas de veces el viaje, desde el cálido Mediterráneo al gélido Báltico, aprendiendo y comprendiendo los resortes de un país del que apenas conocía nada más que un puñado de tópicos. Este libro es el fruto de la experiencia acumulada durante este tiempo. Y, en el camino ?como pasa siempre con los buenos viajes? el resultado final es que se termina conociendo mejor lo propio gracias a la inmersión en lo ajeno.