EROTIKA BIBLION. LA PORNOGRAFÍA EN LA BIBLIOA Y EN LA ANTIGÜEDAD

EROTIKA BIBLION. LA PORNOGRAFÍA EN LA BIBLIOA Y EN LA ANTIGÜEDAD

LA PORNOGRAFIA EN LA BIBLIA Y EN LA ANTIGUEDAD

10,00 €
IVA incluido
Disponible en 1 semana
Editorial:
MAXTOR EDITORIAL LIBRERIA
Año de edición:
Materia
Religiones Obras generales
ISBN:
978-84-9001-543-8
Páginas:
214
Encuadernación:
Rústica
Colección:
FACSIMIL
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La decadencia de los Estados se ve normalmente en la depravación de la moral, en los avances del lujo y la corrupción de las clases sociales. Mirabeau escribe este libro después de estar preso por un supuesto lío de faldas. Durante su encierro, sólo posee un libro, la Biblia, que le habían dado con el objetivo de que pudiera reconducir sus malos hábitos. Pero el escritor, alejado de esos fines, se plantea glosar todos los capítulos del Libro Sagrado en que se hace referencia a escenas de índole sexual, sin importar el tipo de relaciones expuestas. El libro pronto se convierte en un objeto de controversia. El clero lo abomina, pero los estudiosos no pueden dejar de ver en él todo el estudio de un hombre ilustrado, inteligente, capaz de discernir el bien del mal sin verse sometido a las leyes cerradas e injustas que, una Iglesia más preocupada por estar junto al poder que junto al pueblo, sancionaba a las clases bajas y miraba para otro lado con los excesos sexuales de las élites pudientes.

La decadencia de los Estados se ve normalmente en la depravación de la moral, en los avances del lujo y la corrupción de las clases sociales. Mirabeau escribe este libro después de estar preso por un supuesto lío de faldas. Durante su encierro, sólo posee un libro, la Biblia, que le habían dado con el objetivo de que pudiera reconducir sus malos hábitos. Pero el escritor, alejado de esos fines, se plantea glosar todos los capítulos del Libro Sagrado en que se hace referencia a escenas de índole sexual, sin importar el tipo de relaciones expuestas.
El libro pronto se convierte en un objeto de controversia. El clero lo abomina, pero los estudiosos no pueden dejar de ver en él todo el estudio de un hombre ilustrado, inteligente, capaz de discernir el bien del mal sin verse sometido a las leyes cerradas e injustas que, una Iglesia más preocupada por estar junto al poder que junto al pueblo, sancionaba a las clases bajas y miraba para otro lado con los excesos sexuales de las élites pudientes.

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