ESTACIÓN CENTRAL BIS

ESTACIÓN CENTRAL BIS

ANTOLOGIA

10,00 €
IVA incluido
Disponible en 2 semanas
Editorial:
FICTICIA EDITORIAL
Año de edición:
Materia
Narrativa española e Iberoamericana
ISBN:
978-607-7693-14-7
Páginas:
139
Encuadernación:
Otros
Colección:
BIBLIOTECA DE CUENTO CONTEMPORANEO
10,00 €
IVA incluido
Disponible en 2 semanas

Estación Central Bis es la continuación valga la cacofonía de Estación Central, libro publicado en 2008 en el que se indica que 'El Centro Histórico de la Ciudad de México es uno de los sitios más fascinantes del planeta' y se dan las razones. Con esa misma visión, ahora presentamos este volumen en el que también se combinan escritores que, con una trayectoria reconocida, ofrecen cobijo a cuentistas jóvenes con un futuro promisorio en nuestra República Literaria. En aquella ocasión como en ésta, la panorámica se hizo de manera antológica tal es el caso de los relatos de Mónica Lavín y Valentín Chantaca González, por invitación a José Luis Velarde, Gustavo Marcovich, Manuel Lino, Alfredo Ríos Granados, Carlos Martín Briceño, Doris Camarena y Herminio Martínez, por concurso abierto ganado por Víctor Roberto Carrancá, Eduardo Parra Ramírez y José Luis Sandín y por solicitud verbal de los coeditores a sí mismos: Marcial Fernández le pidió un cuento a Antonio Calera-Grobet y viceversa. Si en Estación Central convocamos a trece autores que fincan su residencia en la capital, ahora buscamos que las voces fueran, en una medida armónica, del interior de la República, del exterior del país y de la propia Ciudad de México. Y el resultado es una obra que mira al Centro Histórico con visiones no tanto convergentes o divergentes, sino pobladas de matices, imágenes y conceptos que forman un crisol tan rico como los tesoros que se imaginaban los conquistadores, y la riqueza con la que vivían los mexicas. Mónica Lavín en 'Una buena impresión' habla de la diversidad de sensaciones que se pueden descubrir en la plaza de Santo Domingo; José Luis Velarde, en 'La ciudad interminable', retrata de manera fantástica los ambientes del centro en la década de los setenta, atmósferas no muy distintas a las actuales; 'Olor a caldo', de Gustavo Marcovich, es un cuento nostálgico a la vez que una crítica divertida a los nuevos tiempos; 'Somos el mismo', de Manuel Lino, inicia con la certeza del movimiento y termina con el principio de la incertidumbre, mientras que Fernando Ríos Granados, con 'Bajo el signo de la muerte', le cuenta a un hijo de Hernán Cortés parte de la historia de la conquista y cómo, a la postre, los antiguos dioses resucitan de entre las ruinas En 'El final de la novela', Eduardo Parra Ramírez estructura una paradoja amorosa que se mueve en diferentes escenarios y épocas; Carlos Martín Briceño recrea la muerte de Guty Cárdenas en 'Salón Bach'; Doris Camarena revela los misterios de 'Las sombras de Catedral'; Valentín Chantaca González abre su 'Zoológico infrarrojo: dos historias de pollos'; Herminio Martínez le da vida a la escultura mayor de José Luis Cuevas en 'La noche de la Giganta'; Víctor Roberto Carrancá, con 'El organillero', escribe un cuento de tintes criminales en el que un organillo es capaz de adelantar o retroceder el tiempo, en tanto que José Luis Sandín trama una especie de instalación arte contemporáneo la podrían llamar algunos en la que se entretejen diferentes voces que dan identidad a estereotipos de lo mexicano. Por último, los editores que también cuentistas, o cuentistas a la vez que editores, cuentan dos cuentos más: 'Correo Mayor', de Antonio Calera-Grobet, es la historia de una vieja familia del centro que, al verse desheredada, cuando el tiempo le renueva bonanza va en busca de eso que, a la distancia, se convierte en el paraíso perdido, y el volumen se cierra con 'La bella del Siglo XX', de Marcial Fernández, un relato casi tan real como las ficciones que se viven a diario en el Centro Histórico. Estación Central Bis es un esfuerzo compartido entre los autores, el Fideicomiso del Centro Histórico, la Hostería La Bota y Ficticia Editorial para honrar ese espacio mágico que nació hace más de siete siglos cuando sus primeros pobladores lo denominaron 'El ombligo de la Luna'.