Después de haberse dedicado durante veintisiete años a restaurar los singulares arabescos de la Alhambra, a revelar las inscripciones perdidas y a restablecer el monumento, en aquella época casi hundido, al estado característico de su notable antigüedad, Rafael Contreras plasma en esta obra literaria un resumen de sus investigaciones y descubrimientos.
El autor se remonta al siglo VIII y posteriores, cuando los reinos de taifas se aposentaron sobre territorio español fijando reglamentos para calles y plazas, estableciendo fuentes y baños públicos para los pobres, restaurando puentes y abriendo vías de comunicación. Desde el año 786, los árabes construyeron tantos castillos, baños, oratorios, escuelas y hospitales que nunca antes se había visto tan gran desarrollo en ningún país del mundo ni en menos tiempo.
Si bien podemos encontrar grandes monumentos árabes por gran parte del territorio español, Rafael Contreras centra su estudio, por su más amplio conocimiento, en tres capitales andaluzas: Córdoba, Sevilla y Granada.