La riqueza cultural de los grupos indígenas supervivientes en Mesoamérica se manifiesta en la existencia de unos modos muy complejos y estructurados de relación personal y de integración comunitaria a través del sistema de cargos. La dinámica de cambio social está haciendo que algunas de las pautas tradicionales estén desapareciendo. La práctica indigenista debe contribuir a que ese cambio se produzca sin desestructuraciones para los propios indígenas.