La muerte de su padre y los fantasmas de su herencia marcan elretorno de Wiener con esta exploración memorable sobre el amor, eldeseo, los celos y el racismo. Un huaco retrato es unapieza de cerámica prehispánica que buscaba representar los rostrosindígenas con la mayor precisión posible. Se dice que capturaba elalma de las personas, un registro que ha sobrevivido oculto en elespejo roto de los siglos. Estamos en 1878, y el exploradorjudío-austriaco Charles Wiener se prepara para ser reconocido por lacomunidad académica en la Exposición Universal de París, una granferia de "progresos tecnológicos" que cuenta entre sus atracciones con un zoo humano, culmen del racismo científico y del proyectoimperialista europeo. Wiener ha estado cerca de descubrir MachuPicchu, ha escrito un libro sobre el Perú, se ha llevado cerca decuatro mil huacos y también un niño. Ciento cincuenta añosdespués, la protagonista de esta historia recorre el museo que acogela colección Wiener para reconocerse en los rostros de los huacos quesu tatarabuelo expolió. Sin más equipaje que la pérdida ni otro mapaqu