Todo comienza en 1974. Genet se cita con el joven Ben Jelloun para conocerse. Por esa época el autor del Diario del ladrón se halla lejos de aquel escritor-presidiario, en el que ya no se reconoce. Hace tiempo que rompió con quienes lo libraron de la cárcel: Cocteau, Sartre… A sus sesenta y cuatro años, apenas escribe. Ya no le interesa la Literatura, “¡Menuda patraña!”.
Con este libro, Ben Jelloun nos regala una nueva visión de Genet: más allá de la del mítico escritor, la del hombre ?ni santo, ni comediante, ni mentiroso, ni mártir?, la del militante, siempre al lado de los desheredados, de los desposeídos. Conformando esta imagen, veremos desfilar también por sus páginas a sus amigos Azzedine Kalak y Leila Shahid; a Jacques Derrida y a Giacometti; a sus tres últimos amigos-amantes: Jacky, Ahmed y Mohammed Al Katrani, siempre planeando el recuerdo de Abdallah, el gran amor de su vida, muerto en 1964, y al que nunca pudo olvidar.