En el poema, el más genial producto de la imaginación creadora, todo es a la vez arbitrario y necesario. En él operan indistintamente la inteligencia poética y la sensibilidad razonante. La suprema dicha del poeta y hasta su ser mismo se cifran en este juego absoluto que sinergiza todas sus facultades superiores. Únicamente la poesía vuelve más real la realidad, lección que Juan José Castro conoce y domina. Pablo Acevedo Estoy dormido. Mudo de piel entre lo informe. Sobre mí vienen a dormir los pájaros que picotean entre las plumas de los ángeles el desencanto y el alumbramiento.