T. S. Eliot, atípico e innovador poeta, impactó en la sociedad de la primera mitad del siglo XX con su singular estilo lírico, en el que primaban la minuciosidad, el cuidado al léxico, la experimentación creativa y la exploración de temáticas de inspiración metafísica nunca abordadas antes poéticamente con tal magnitud. Estos rasgos, fruto de profundas y dispares influencias narrativas, lo convirtieron en el exponente por excelencia del modernismo angloamericano.
La tierra baldía, publicado en 1922 y haciendo mundialmente célebre a su autor, se presenta como una rara avis poética, una obra que se sumerge en un universo caótico y cambiante, producto de los desencantos espirituales originados por la Primera Guerra Mundial, en el que T. S. Eliot brilla por su simbolismo satírico y su retórica filosófica. Constituyendo en toda su extensión un único poema, de compleja arquitectura —en la que tienen cabida múltiples géneros y personajes—, destacan los apuntes explicativos que figuran al final del volumen, en sí mismos otra rareza plagada de genialidad, y que en esta edición son objeto del agudo prólogo de Víctor Ruiz Polanco. En ese vasto páramo estéril de humanidad, que representa el momento social en el que La tierra baldía fue concebido, T. S. Eliot emerge desde la oscuridad coronado como visionario, en busca de una trascendencia que dote al alma humana de aliento.