Un libro esencial para desarraigar los falsos conceptos que sobre la muerte se suele dar a los niños. La muerte es solo un cambio de vida, una transformación del ser inmortal que habita nuestro cuerpo. Esto, que ya sabe el niño de forma innata, es lo que debemos enseñarle para afirmarle en su sabiduría y no crearle una idea falsa, haciéndole un daño irreparable. No podemos creer en la vida después de la muerte y enseñar al niño que todo se acaba cuando el cuerpo físico deja de existir. El niño pide respuestas y hemos de saber darle las adecuadas, no desde el sectarismo ni desde los miedos a un Dios castigador, sino desde el Amor y la responsabilidad que nuestra creencia en la vida eterna y nuestra mayoría de edad nos proporciona. NOTA PARA LOS PADRES: ½Otro punto importante es que enseñéis a vuestros hijos a mirar la muerte bajo su verdadero aspecto, porque muy a menudo, niñeras y cuidadoras imprudentes amedrentan a los niños con cuentos terroríficos o augurios supersticiosos, de modo que más tarde es imposible desarraigar los falsos conceptos tan desconsideradamente imbuidos. Pero si a los niños se les enseñara que la muerte no es tal como se la figuran las gentes; si comprendieran que su amigo, su compañero de clase no ha muerto, sino tan solo cambiado de vida y que, en circunstancias favorables, puede mostrarse de nuevo en este mundo físico a los dotados de la receptividad necesaria y en contingencia de prestarles auxilio, no solo se librarían de muchos temores vanos y conceptos falsos, sino que estarían dispuestos a portarse juiciosamente con los espectros, en el feliz caso de hallarse frente a frente de ellos+. Leadbeater: El otro lado de la muerte, pág. 197 párrafo 2; Ed. Creación.
Un libro esencial para desarraigar los falsos conceptos que sobre la muerte se suele dar a los niños. La muerte es solo un cambio de vida, una transformación del ser inmortal que habita nuestro cuerpo. Esto, que ya sabe el niño de forma innata, es lo que debemos enseñarle para afirmarle en su sabiduría y no crearle una idea falsa, haciéndole un daño irreparable. No podemos creer en la vida después de la muerte y enseñar al niño que todo se acaba cuando el cuerpo físico deja de existir. El niño pide respuestas y hemos de saber darle las adecuadas, no desde el sectarismo ni desde los miedos a un Dios castigador, sino desde el Amor y la responsabilidad que nuestra creencia en la vida eterna y nuestra mayoría de edad nos proporciona.
NOTA PARA LOS PADRES:
«Otro punto importante es que enseñéis a vuestros hijos a mirar la muerte bajo su verdadero aspecto, porque muy a menudo, niñeras y cuidadoras imprudentes amedrentan a los niños con cuentos terroríficos o augurios supersticiosos, de modo que más tarde es imposible desarraigar los falsos conceptos tan desconsideradamente imbuidos. Pero si a los niños se les enseñara que la muerte no es tal como se la figuran las gentes; si comprendieran que su amigo, su compañero de clase no ha muerto, sino tan solo cambiado de vida y que, en circunstancias favorables, puede mostrarse de nuevo en este mundo físico a los dotados de la receptividad necesaria y en contingencia de prestarles auxilio, no solo se librarían de muchos temores vanos y conceptos falsos, sino que estarían dispuestos a portarse juiciosamente con los espectros, en el feliz caso de hallarse frente a frente de ellos».
Leadbeater: El otro lado de la muerte, pág. 197 párrafo 2; Ed. Creación.