El mundo ha cambiado de manera radical y la mayoría de las personas y de las organizaciones no tienen las herramientas ni los medios para tener éxito y sentir confianza. Existe mucha desorientación, incertidumbre, desasosiego, incluso mucho miedo. Lo de antes no funciona, se nota, se siente, se palpa, pero, al mismo tiempo, no se domina lo nuevo, no se tiene la sensación de navegar con seguridad. Ni siquiera somos buenos al diagnosticar lo que ocurre. Se hacen análisis superficiales, tendenciosos, interesados, cortoplacistas, poco profundos y peor informados. Sí, peor informados. En la sociedad de la información sólo vemos una parte de la información y, además, la procesamos de acuerdo a los viejos cánones. No funciona, frustra. Hace algunos años me di cuenta de que todo iba a cambiar y debería cambiar, sentía el pálpito de que debía haber algo más, algo distinto, algo por descubrir, algo que, de manera real, me hiciese entender con frescura, profundidad y determinación en qué se estaba convirtiendo el mundo. Tenía que parar, reflexionar, analizar, investigar, desaparecer, tenía que encontrar la verdadera perspectiva de todo lo que ocurría.
El mundo ha cambiado de manera radical y la mayoría de las personas y de las organizaciones no tienen las herramientas ni los medios para tener éxito y sentir confianza. Existe mucha desorientación, incertidumbre, desasosiego, incluso mucho miedo. Lo de antes no funciona, se nota, se siente, se palpa, pero, al mismo tiempo, no se domina lo nuevo, no se tiene la sensación de navegar con seguridad. Ni siquiera somos buenos al diagnosticar lo que ocurre. Se hacen análisis superficiales, tendenciosos, interesados, cortoplacistas, poco profundos y peor informados. Sí, peor informados. En la sociedad de la información sólo vemos una parte de la información y, además, la procesamos de acuerdo a los viejos cánones. No funciona, frustra. Hace algunos años me di cuenta de que todo iba a cambiar y debería cambiar, sentía el pálpito de que debía haber algo más, algo distinto, algo por descubrir, algo que, de manera real, me hiciese entender con frescura, profundidad y determinación en qué se estaba convirtiendo el mundo. Tenía que parar, reflexionar, analizar, investigar, desaparecer, tenía que encontrar la verdadera perspectiva de todo lo que ocurría.