El afán por la claridad y la precisión en el uso de las palabras reviste especial importancia en el lenguaje médico y científico, que no persiguee fines estéticos, creeativos, lúdicos ni recreativos, sino descriptivos, informativos, didácticos y comunicativos.
Una causa frecuente de imprecisión o errores graves de redacción es la confusión entre tecnicismos gráfica o fonéticamente muy semejantes. No es nada raro, por ejemplo, confundir las células de Langerhans con las células de Langhans, o el aminoácido "tirosina" con la hormona "tiroxina" ; o que se dude a la hora de elegir entre "molaridad" y "molalidad", "íleo" o "íleon", o entre "génico", "genético" y genómico". En ocasiones, la semejanza que da origen a la confusión entre tecnicismos médicos no es la proximidad gráfica o fenética, sino la proximidad de campo semátintico. Son relativamente frecuentes, por ejemplo, las confusiones entre "fármaco" y "medicamento", "cáncer" y "carcinoma", "congénito" y "hereditario", o entre "prevalencia" e "incidencia".
Para prevenir estas confusiones y errores, primero debe uno estar avisado del peligro, y en segundo lugar es preciso conocer bien la difrencia entre un miembro y otro de la pareja. De estos dos aspectos -avisar del riesgo y explicar los matices semánticos-, es de lo que nuevamente trata, entre otras cosas, este segundo libro titulado Medicina en español, que no pretende ser un manual teórico, sino un libro de divulgación, práctico y ameno, que sea útil a cualquiera que sienta inquietud por el uso apropiado y preciso del lenguaje médico.