Antonio Chicharro Papiri es nieto de Eduardo Chicharro y Agüera, célebre artista, pintor de cámara de Alfonso XIII, e hijo de Nanda Papiri y Eduardo Chicharro Briones, también conocido como Chebé. Sin haber alcanzado la «provecta» edad de los diez años, en la segunda mitad de los años cuarenta del pasado siglo, el niño Toni firma dibujos que se publican en revistas y se exponen en muestras organizadas en torno al Postismo, estética de la que su padre es fundador. Ese mismo niño Toni resurge ahora de entre la niebla del tiempo y nos permite acceder a su historia y a la de su familia; por allí pasan Francisco Nieva, Dalí, Antonio López, Sara Montiel, rostros de la nobleza, etc. Estas memorias apuntan a las veladas postistas, pero, también, al Madrid nocturno de los años sesenta, a las tertulias, a los cambios de una sociedad que pasaba de la miseria de la posguerra al desarrollismo, todo ello enmarcado en las vivencias de un niño obligado a convertirse en adulto entre las contradicciones que le brinda una familia de artistas y los imperativos de la mediocridad del mundanal ruido.