La mujer que besó a Virgilio y otros viajes literarios" nos invita a conocer el Palermo de El gatopardo desde la biblioteca de Tomasi di Lampedusa, a recorrer el Chiado siguiendo el itinerario nómada de Pessoa y reponer fuerzas sentados a su lado en uno de sus cafés antes de planear una visita al París de Hemingway, decidir si queremos conocer la Roma monumental de Goethe, Stendhal y Keats o sumergirnos en los amores que, amontonados unos sobre otros, como los pisos en los rascacielos de esa literaria, cinematográfica, diminuta y al tiempo inabarcable Manhattan, desbordan los límites de la pequeña Via Margutta Algo de cada viaje se impregna en nosotros: el olor en las librerías de viejo de Buenos Aires, el eco de un Stradivarius en Baker Street, el azul siempre azul de Niza, Cannes, Antibes y Montecarlo frente al rojo del descapotable que recorre a toda velocidad Miami con Ian Fleming al volante. La sal del Mar Muerto sobre la piel, el polvo del desierto en los ojos, el Mediterráneo bañando nuestros pies como si fuésemos héroes o dioses. Y el beso, siempre agradecido pero tamb