NUÑO DEL VALLE, FRANCISCO MANUEL
El pintor llegó al pueblo y se sentó en medio de la plaza con un artefacto extraño que extraía colores de los ojos de la gente. Había recorrido el mundo buscando tonalidades distintas, algo nuevo que pintar, pero nada. Casi había perdido la esperanza. Sin embargo los nuevos colores estaban ahí, en unos ojos que nunca vieron.