El estudio invita al lector a seguir el viaje de las obras de Petrarca hacia América durante los siglos XVI y XVII. Desde los talleres de imprenta de Castilla y de Aragón, pasando por el puerto de Sevilla, los libros del poeta toscano desembarcaron a suelo americano y, a pesar de las inspecciones de la Inquisición, circularon en los virreinatos de Perú y México.