Desde un punto de vista emocional y psicológico, explica Sisto, los cuerpos digitales influyen directamente en nuestra forma de estar en el mundo.En 1851, Arthur Schopenhauer formuló una metáfora para describir la dificultad de articular la relación entre cercanía y distancia en las relaciones. En un frío día de invierno, unos cuantos puercoespines se acercan unos a otros para mantenerse calientes y no morir congelados. Sin embargo, pronto sienten el dolor de las espinas del otro y se ven obligados a separarse. Cuando la necesidad de calentarse vuelve a juntarlos, se produce de nuevo el primer problema, y así sucesivamente. Partiendo de esta metáfora, Davide Sisto explica lo que ocurre hoy cuando, con la expansión de los espacios virtuales (Facebook, Instagram, WhatsApp, etc.) y con las consecuencias de la pandemia de covid-19, la cercanía y la distancia ya no se formulan solo en términos de presencia física, sino también como proximidad digital y virtual. Lo que tiene lugar es una verdadera metamorfosis antropológica, que nos obliga a replantearnos algunas categorías fundamentales de nuestro imaginario: el