Este libro refleja los recuerdos de la niñez. Aquellos días de verano pasados en medio de la naturaleza, en un cortijo con pocas comodidades, donde te ibas a la cama después de contemplar la luna y las estrellas y te despertabas con el sonido de los pájaros. A pesar de los años transcurridos esos pensamientos siguen grabados en tu mente. Ese vínculo mágico que se creó con la naturaleza en una época de carestías en la que creías que no tenías nada, sin darnos cuenta de que poseíamos algo muy valioso que nos definía como personas y que nos daría fuerzas para enfrentarnos a las dificultades de la vida: nuestros antepasados que son nuestras raíces y nos acompañan siempre en nuestro ca[1]minar. Esos sentimientos me han llevado a escribir este libro, sin demasiadas pretensiones, y espero que muchos personas se vean reflejadas en esta pequeña historia.