En tiempos nebulosos y lejanos cuando la fotografía apenas balbuceaba, la sal de plata conseguía el milagro de la imagen capturada. la obra que tiene entre sus manos desvela como otrora nuevas luces, aquellas que en secreto guarda el alma. y entonces se suceden, lentamente, sombras, claridades, contraluces, una forma de mirar, el sentimiento, destellos que subyacen muy profundo. que emergen deseosos de un encuentro.