“Única, nimia, la mía”, así es como la autora de este breve poemario describe su percepción de todas las cosas. Una percepción que, si bien estamos de acuerdo en que es única y solamente suya, no consideramos en absoluto nimia, puesto que a través de los textos de aparente sencillez que conforman esta obra, Belén Terriente Ballesteros nos descubre algo que siempre ha estado ahí de una forma nueva e impactante: frente a la nada abrumadora, el mar de la tarde como “espléndida guarida para el miedo”; contra la despersonalización que supone en ocasiones la maternidad, hacer una tortilla o la privacidad de un poema. Grandes preguntas sin grandes respuestas. Maravillosos posos, restos, sedimentos de nuestra existencia.