Samuel Beckett las llamaba las señoras de la noche, sobre ellas se ha escrito, dibujado y reflexionado mucho a lo largo del tiempo, no por casualidad se trata del llamado "trabajo más antiguo del mundo", desde Stendhal a Simenon, de Kafka a Hemingway, desde Tolstoi a Proust, de Manet a Picasso, Toulouse-Lautrec, Modigliani... son muchos los escritores y artistas que hacen referencia a ellas, a menudo con pasión y devoción. Scaraffia nos sumerge en un viaje que atraviesa el tiempo, las ideas, los sentidos y nos embarca a conocer la sorprendente mirada sobre una profesión que desde la revolución francesa, pasando por el romanticismo o el tiempo de posguerra, ya a mediados del siglo xx, ha sido confinada al oscuro mundo de la delincuencia. Un viaje que ofrece varias reflexiones que como sociedad deberíamos hacernos ya que a pesar del empeño legislativo de algunos gobiernos, la prostitución ha existido y permanecido en nuestra sociedad desde siempre. Residuo o no de usos culturales arcaicos, de sistemas de poder anticuados, de traumas, complejos o represiones más o menos confusas, sigue respondiendo a necesidades insustituibles.
Samuel Beckett las llamaba las señoras de la noche, sobre ellas se ha escrito, dibujado y reflexionado mucho a lo largo del tiempo, no por casualidad se trata del llamado "trabajo más antiguo del mundo", desde Stendhal a Simenon, de Kafka a Hemingway, desde Tolstoi a Proust, de Manet a Picasso, Toulouse-Lautrec, Modigliani... son muchos los escritores y artistas que hacen referencia a ellas, a menudo con pasión y devoción. Scaraffia nos sumerge en un viaje que atraviesa el tiempo, las ideas, los sentidos y nos embarca a conocer la sorprendente mirada sobre una profesión que desde la revolución francesa, pasando por el romanticismo o el tiempo de posguerra, ya a mediados del siglo xx, ha sido confinada al oscuro mundo de la delincuencia.
Un viaje que ofrece varias reflexiones que como sociedad deberíamos hacernos ya que a pesar del empeño legislativo de algunos gobiernos, la prostitución ha existido y permanecido en nuestra sociedad desde siempre. Residuo o no de usos culturales arcaicos, de sistemas de poder anticuados, de traumas, complejos o represiones más o menos confusas, sigue respondiendo a necesidades insustituibles.