LA INOLVIDABLE HISTORIA DE UN SOLDADO ADOLESCENTE EN LA GUERRA CIVIL Una reivindicación de la memoria y el amor de nuestros abuelos, por «una de las 100 ilustradoras más influyentes del mundo» (Taschen). Mi abuelo tenía diecinueve años cuando estalló la Guerra Civil. Se encontraba haciendo el servicio militar y le faltaban unas pocas semanas para regresar al pueblo y casarse con su novia, pero en su lugar, tuvo que marchar al frente y luchar con el bando republicano. Yo siempre me había hecho la pregunta de por qué era tan reservado. Hasta que un día encontré una caja: en ella guardaba el diario de su paso por la guerra, donde contaba sus vivencias como miembro de un ejército formado por cientos de adolescentes que tuvieron que enfrentarse a las experiencias más aterradoras. También describía las escenas de compañerismo y la vida de campaña: comer ratones, afeitar a los compañeros, cuidar de las gallinas Libertad y Pasionaria, celebrar bailes al llegar a los pueblos y escribir cartas de amor a Rosa, mi abuela.Él siempre me cantaba María de la O y todavía hoy, al recordar la letra, oigo su débil voz, una voz