El brutal padre de la señorita Esme Canville estaba decidido a casarla; pero ella no se sometería dócilmente a sus designios. En lugar de eso, se ofreció a un famoso mujeriego, St. John Radwell, para disfrutar de la libertad de ser una amante. Sin embargo, St. John se estaba intentando reformar y se negó a seducir a una virgen. Pero Esme era decidida, bella y extraordinariamente tentadora.