En el curso de lo cotidiano, por medio de paisajes tanto físicos como emocionales de una madre y su hijo durante unas vacaciones de verano, el último libro de Adriana Bañares conduce al lector a través de los matices del amor, la pérdida y la redención. La autora reflexiona sobre la belleza y la melancolía que se encuentran en los recuerdos de la infancia y la pérdida de seres queridos. Desde las playas del pueblo de su niñez hasta las vastas extensiones del mar, cada poema refleja el carácter inasible del lenguaje, que al mismo tiempo que se crea, también se desarticula y fragmenta.