Virginia era una niña de ojos verdes muy abiertos y cara redonda con coloretes. Hasta los tres años, apenas abrió la boca y en su casa andaban un poco preocupados pero un día miró por la ventana y dijo: "Esa nube tiene forma de gaviota". Desde entonces, Virginia no paró de hablar. Y lo hacía muy bien. Tan bien, tan bien lo hacía, que por las noches era ella la que contaba los cuentos antes de dormir. Virginia nunca dejó de tener un libro entre las manos y muy pronto decidió que quería ser escritora. Virginia quería escribir historias que hicieran hablar a las palabras mudas. "Para escribir, lo más importante es ser una misma" dijo Virginia, y escribir desde la risa, desde las lágrimas, desde la tripa, haciendo una voltereta o cabeza abajo, pero siempre valiente para contar lo que tú quieres contar. ¿Quieres ser como Virginia? Pues aquí está su historia.