"Ev gritó a pleno pulmón. Su grito atravesó la oscuridad infinita de la noche rompiendo el nombre maldito del Sendero Silencioso. Los árboles del bosque se estremecieron y agitaron al unísono sus copas levantando de inmediato una nube negra de murciélagos enanos que en el aire parecieron continuar el grito de Eva, como si la Madre Naturaleza los hubiera nombrado portadores del eco. La carita de Elvira se desencajó. Sus mofletes se tiñeron del blanco propio que el miedo tiende a regalar."