Una alegoría sobre la tozudez con que nos aferramos a nuestras creencias más irracionales aun cuando la realidad se empeña en mostrarnos su verdadero rostro.En el pueblo que vive de la cementera, dos chicos se enfrentan a una existencia incierta y precaria cuando los vecinos les exigen que se marchen de allí. Su madre no ofrece un punto de apoyo útil, por lo que inician una deriva, el marco en el que contemplamos una historia de amor, rivalidad y lealtad entre hermanos.